No tengo elementos para afirmar que existe una relación del gobernador con Los Chapitos, pero se suman las dudas sobre la misma. No desde ahora, sino desde tiempo atrás.
Todavía estamos lejos de saber qué ocurrió el pasado 25 de julio con la operación que terminó con la detención en Estados Unidos de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López, el hijo de El Chapo y uno de los jefes de Los Chapitos.
Tampoco con la muerte de Héctor Melesio Cuén, el exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, diputado electo por el PRI en alianza con el PAS, un viejo amigo (por lo que se sabe ahora) de El Mayo Zambada y asesinado ese mismo 25 de julio. El video que exhibió la Fiscalía de Sinaloa no demuestra nada ni se puede ver nada más que a un joven disparando contra una camioneta: nadie sabe si ahí iba Cuén o no, si siquiera había un coconductor. Lo cierto es que pasaron casi 12 horas desde la cita en la que fue supuestamente secuestrado El Mayo (en la carta que divulgó su abogado dice que ahí mismo asesinaron a Cuén) y el intento de asalto que la Fiscalía de Sinaloa asegura que terminó con la muerte de Cuén a las diez de la noche.
Porque el punto central es que con todo y video, la fiscalía, el mismo 25 de julio dijo que Cuén fue asesinado en un intento de robo. Según el video que divulgó la propia fiscalía 18 días después, fue un ajusticiamiento. De acuerdo con El Mayo, murió en la cita de la mañana. En realidad, sería sencillo saber si alguien vio o no a Cuén en ese lapso de 12 horas transcurrido entre las dos versiones.
El problema con la Fiscalía de Sinaloa es que no tiene legitimidad para encabezar esta investigación cuando el propio Mayo asegura que eran comandantes de su policía judicial quienes lo cuidaban y cuando tardó más de dos semanas en descubrir que un video que tenía en su poder exhibía un supuesto ajusticiamiento en lugar de un asalto.
Lo que sí se hizo con rapidez fue la operación “salvando al soldado Rocha”. Todos los gobernadores de Morena salieron en defensa del gobernador, así como el presidente López Obrador y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. El primer mandatario dice que Rocha “mostró valentía” al negar cualquier relación con El Mayo Zambada, pero la verdad es que esa negativa no dice absolutamente nada. Tampoco que el gobernador muestre que ese jueves casualmente voló, a la misma hora en que, supuestamente, ocurrían los hechos en la capital el estado, a Los Ángeles con su familia. Nadie dice que estuvo en ese lugar, sino que ahí lo habían convocado. No se dice que su supuesta relación no era fundamentalmente con El Mayo Zambada (el amigo de éste era Cuén, enemigo de Rocha), sino con Los Chapitos. Rocha es de Badiraguato, la tierra de Guzmán Loera y su familia y allí, como ha dicho el gobernador, todos se conocen.
No tengo elementos para afirmar que existe una relación del gobernador con Los Chapitos, pero se suman las dudas sobre la misma. No desde ahora, sino desde tiempo atrás. Recordemos lo sucedido con el caso Sergio Carmona y el financiamiento a la campaña de Rocha, documentado por transferencias bancarias realizadas por el hijo de Américo Villareal (ahora gobernador de Tamaulipas y entonces representante de Morena en la campaña de Rocha en Sinaloa). Recordemos que el hermano de Carmona es, desde el asesinato de su hermano, testigo protegido de la DEA. O lo ocurrido el día de la elección, cuando fueron secuestrados, durante todo el fin de semana por integrantes del cártel, casi todos los operadores electorales y principales representantes de casillas de la oposición. Quizás valga lo que aquí divulgamos apenas en mayo pasado sobre un acuerdo con Los Chapitos cuando, como reacción a un robo en una propiedad de Iván Archivaldo Guzmán, fueron secuestradas más de cien personas. O lo que informa el colega Salvador García Soto de un reconocimiento de Rocha de sus reuniones con el cártel. Son muchas historias.
No se puede saber si todo eso constituye el cuerpo de un delito, pero en cualquier otro caso ello hubiera obligado a realizar una investigación independiente y al gobernador Rocha a separarse del cargo mientras se realizaba esa investigación. Porque, además, esa investigación ya existe, pero más allá de nuestras fronteras: en Estados Unidos, con base en la propia declaración de El Mayo Zambada, en lo que estén hablando Joaquín, Ovidio y El Nini, entre otros.
Por eso resulta desconcertante la parálisis, aunque se comprende que a 45 días de dejar el gobierno a la administración de López Obrador le resulte difícil y molesto emprender un camino que puede cuestionar, incluso su accionar en el ámbito federal. Pero esa será una tarea ineludible de su sucesora: Claudia Sheinbaum tendrá que lidiar con las investigaciones en curso en la Unión Americana, verosímiles o no, producto de pruebas o de simples declaraciones de criminales reconvertidos en colaboradores, iguales a las que el juez Brian Cogan acaba de ratificar, aunque tampoco existan pruebas materiales, en el caso García Luna.
Muchos arriesgaron su vida, cuenta la película de Tom Hanks, para salvar al soldado Ryan. Quién sabe cuántos la arriesgan hoy o la arriesgarán el día de mañana para salvar al gobernador Rocha.