Durante una audiencia mantenida con el grupo «Pasqua Together 2025” esta mañana en el Vaticano, el Santo Padre reafirmó que la Pascua “no sucede por nuestra iniciativa o por un calendario u otro”, sino que “es de Cristo”.
El 20 de abril de 2025 todos los cristianos celebrarán la Pascua de Resurrección, una “coincidencia” en el calendario que el Papa Francisco ha pedido se repita desde el año que viene en adelante.
Para el Pontífice, este acontecimiento supone “un oportunidad” y señaló que en más de una ocasión se le ha pedido “que busque una solución a esta cuestión, para que la celebración común del día de la Resurrección ya no sea una excepción, sino que se convierta en la norma”.
Por lo tanto, animó a quienes están trabajando en este camino “a perseverar y a hacer todo esfuerzo en la búsqueda de una comunión posible, evitando todo lo que pueda llevar a más divisiones entre los hermanos”.
Sin embargo, continuó el Pontífice, “me interesa dejarles un pensamiento que nos remite al corazón del tema: la Pascua no sucede por nuestra iniciativa o por un calendario u otro”, sino porque Dios “amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
“No nos encerremos en nuestros esquemas, en nuestros proyectos, en nuestros calendarios, en ‘nuestra’ Pascua. ¡La Pascua es de Cristo! Y nos hace bien pedir la gracia de ser siempre más sus discípulos, dejando que sea Él quien nos indique el camino a seguir y aceptando con humildad la invitación, hecha un día a Pedro, de seguir sus pasos y no pensar según los hombres, sino según Dios”.
De este modo, exhortó a reflexionar, “compartir y planificar juntos, teniéndolo a Él frente a nosotros, agradecidos por el llamado que nos ha hecho y deseosos de convertirnos, en unidad, en sus testigos, para que el mundo crea”.
Según indicó el Papa Francisco, necesitamos caminar juntos, “y para hacerlo nos ayudará empezar de nuevo, como los Apóstoles, desde Jerusalén, el lugar desde el cual el anuncio de la Resurrección se difundió al mundo”.
“Y allí volvemos también para orar al Príncipe de la Paz, para que hoy nos conceda su paz”, concluyó el Santo Padre.
