Candidatos Electos: Promesas Vacías en Tiempos de Crisis

Candidatos Electos: Promesas Vacías en Tiempos de Crisis

En el reciente desastre causado por las inundaciones en la capital del estado, Chetumal, la ausencia de nuestros representantes electos ha sido alarmante.

Durante sus campañas, nos inundaron con promesas de compromiso y cercanía, pero ahora, cuando la necesidad es palpable y urgente, brilla por su ausencia la empatía y el apoyo de la mayoría de ellos.

La devastación causada por las lluvias no solo dejó a miles de ciudadanos sin hogar, sino que también desnudó la falta de solidaridad de quienes, hace apenas unos meses, se presentaban como los defensores del pueblo.

Con pocas excepciones, los políticos que ya ocupan o pronto ocuparan cargos públicos no han estado presentes en las zonas afectadas.

Su falta de respuesta ha sido interpretada como un abandono y una traición a la confianza depositada en ellos.

Mientras que algunos ciudadanos y organizaciones civiles se movilizaron rápidamente para brindar ayuda, nuestros representantes parecían estar más interesados en mantener una imagen intachable en redes sociales que en ensuciarse las manos y enfrentar la realidad de sus votantes.

Los pocos que sí acudieron a los sitios más afectados lo hicieron con una actitud de cumplir un trámite, más interesados en la foto perfecta que en ofrecer soluciones reales y efectivas.

La falta de empatía de nuestros políticos en estos momentos críticos no solo es decepcionante, sino también preocupante.

Revela una desconexión profunda entre los líderes y los liderados, una brecha que solo parece ensancharse con cada crisis no atendida.

La ciudadanía, cada vez más informada y exigente, no olvidará este desplante.

El eco de las promesas rotas resonará a futuro, y los rostros ausentes en esta emergencia serán recordados por su indiferencia en el momento en que más se les necesitó.

En conclusión, la reciente tragedia ha dejado al descubierto no solo la fragilidad de nuestras infraestructuras, sino también la de nuestros liderazgos.

Es hora de que los políticos electos se tomen en serio su rol como servidores públicos y recuerden que su verdadero deber es estar al lado de la gente, especialmente en los momentos más oscuros.