La pasada semana se conoció que dos hombres casados según la legislación secular española habían decidido denunciar a un sacerdote que, conociendo su estado de vida, les negó la posibilidad de recibir la Eucaristía.
Carla Restoy, joven católica con una presencia creciente en las redes sociales, ha explicado a través de X (antes Twitter) los motivos por los que no existe el derecho a recibir la Comunión, argumentos que también ha defendido en algunos medios de comunicación.
“Comulgar no es un derecho, no podemos exigir la comunión como merecedores de ello porque no lo somos” comienza su argumento, recordando que antes de comulgar, la asamblea se hace consciente de ello al decir: “Señor no soy digno de que entres en mi casa”. Restoy llama en consecuencia a tener el hábito de “no comulgar si no estamos en Gracia” porque, añade, “quien pierde al no estar en Gracia soy yo”.
“No pasa nada si te ven que no comulgas”
La joven católica, que cuenta con más de 22.000 seguidores en Instagram y más de 5.000 en X, añade en su argumento que “ir a Misa no es un acto social para ver quién es más santo y quién menos” y apunta a que “quizá es más santo el humilde que acoge la comunión espiritual y se queda sentado en su banco esperando a encontrar el momento para recibir el regalo que es el abrazo de la confesión. No pasa nada si te ven que no comulgas”.
La influencer invita a hacer una reflexión: “¿Para qué comulgas?” y considera que “deberíamos de tener una catequesis previa a cada Misa para ser un poco más conscientes de lo que sucede ahí”.
“La Comunión es para los humildes que se saben heridos y pecadores”
En su argumentación, Carla Restoy expone además la diferencia de significado que los católicos otorgan al sacramento de la Eucaristía y al acto de la comunión respecto de otras confesiones católica: “La Comunión no es un símbolo (como en los ritos protestantes) es algo milagroso que acontece, es un encuentro. Debemos tratarlo con la sacralidad que merece tal misterio. Es la mayor locura de amor. Es el encuentro con Quien más te conoce y quiere y quiere sanarte para que seas feliz”.
Por otro lado, Restoy añade que “en la Iglesia cabemos todos. Y en la Iglesia no cabe todo. No cabe lo que nos hace daño y aleja de Dios y nuestra verdadera felicidad”. A su juicio “la comunión es para los humildes que se saben heridos y pecadores, que saben que por ellos mismos no serán plenos y felices al 100% y se acogen a ese regalazo de Dios que quiere que entremos en Su casa, en Su abrazo, porque gratuitamente nos quiere regalar todo eso que anhelamos”.
“Si no estás en gracia, no comulgues”
Carla Restoy prosigue su argumentación exponiendo que si hubiera conciencia del significado profundo de la Eucaristía “las colas de la confesión estarían llenas para ponernos en la mejor disposición para acoger el mayor regalo de este mundo” y “las Misas estarían abarrotadas si recordáramos que ahí se concreta la mayor historia de amor”.
Pero advierte: “Si no estás en Gracia, no comulgues. Y si no lo entiendes, que es comprensible, trata de comprenderlo, no de cambiar algo que tiene un sentido claro. Comulgar sin estar en Gracia es también como pretender coger a un recién nacido con las manos sucias. La madre no te dejaría. La Madre Iglesia debe negar la Comunión a quien sabe que no está en Gracia”.
Para quienes no están de acuerdo con las disposiciones de la Iglesia Católica sobre la recepción de la Eucaristía, Restoy ejemplifica su respuesta con las normas de cualquier establecimiento: “Del mismo modo que si vas a la piscina de un gimnasio no se te permite acceder con zapatillas, solo con chanclas, para comulgar también hay algunos requisitos que hay que cumplir. Y si no los cumples no puedes acceder a ese gran regalo”.
“Por otro lado, deberíamos de ser nosotros mismos, por amor, los que ni nos plantearnos ir a comulgar sabiendo que hemos cometido pecados de materia grave sin haber hecho una buena confesión”, concluye.