Los dos, Osiel Cárdenas y Tomás Yarrington, terminaron teniendo condenas leves, notablemente cortas en el caso de Cárdenas en comparación con los delitos de los que se les acusaba.
Los narcotraficantes que se usaron para acusar a Genaro García Luna son, todos, criminales confesos que habían sido detenidos en México, muchos por el propio García Luna y enviados a Estados Unidos.
Allí llegaron a acuerdos con las autoridades y, en lugar de estar en prisión, muchos ya están libres. Uno de los más violentos y peligrosos criminales que ha extraditado México a Estados Unidos es Osiel Cárdenas, El Mata Amigos, quien fue el jefe del Cártel del Golfo, el creador de Los Zetas y el responsable de que se detonara la guerra entre cárteles que disparó la violencia desde el gobierno de Vicente Fox hasta hoy, una violencia que ha aumentado geométricamente en esta administración.
Uno de los principales políticos que permitieron el crecimiento y consolidación de Osiel Cárdenas fue Tomás Yarrington, entonces gobernador de Tamaulipas, quien también, luego de estar prófugo, fue detenido en Italia, pasó por México y fue enviado a Estados Unidos.
Los dos, Osiel Cárdenas y Yarrington, terminaron teniendo condenas leves, notablemente cortas en el caso de Cárdenas en comparación con los delitos de los que se les acusaba. Y los dos fueron puestos en libertad en estos días, incluso antes de que esas cortas condenas concluyeran.
Osiel sigue siendo un hombre relativamente joven, 57 años, y en Estados Unidos, luego de que obtuvo un acuerdo y de un pago de varios millones de dólares, cumplió su condena en un reclusorio de mediana seguridad. Hoy, libre, y cuando el cártel que controlaba está dividido en, por lo menos, cuatro poderosas fracciones, no dudo que, como hizo en su momento Caro Quintero, quiera reconstruir a los suyos.
Osiel siempre tuvo un férreo control del Cártel del Golfo. Hace 20 años, imagínese usted, escribíamos aquí que en una casa operativa en Metepec que servía de enlace con Osiel en Almoloya se encontraron documentos con la puntualización detallada de los movimientos que tenía que realizar su gente. Por ejemplo, en uno de los textos (se respetan la ortografía y la sintaxis originales) escrito por el propio Osiel con instrucciones para su gente, les decía: “1) construir una guardería tipo Jungle Gym afuera de Almoloya; 2) médico para todos los internos de la misma empresa (el mismo cártel) según sus necesidades del interno, como ejem: ceralin (no se entiende la letra), pharmaton u otro tipo de medicamento que urge los que están mal; 3) buscar un ex militar abogado y contratarlo en el buffet como licenciado pero no tener contacto con los internos, únicamente jurídico y escritos”. Y agrega una reflexión: “La gente inteligente habla de ideas, la gente común habla de cosas, la gente mediocre habla de la gente”. Luego continúa: “4) conseguir todos los libros, manuales, leyes, derechos humanos, servicios militares y sacarles copias como prueba documentar que obren en altos no se pierde nada, al contrario sirve para atraer con sus mismas leyes ‘P30’ legislación militar, etc. La mayoría de todos fuimos detenidos por militares; 5) solicitar los folletos de derechos humanos internacional; 6) solicitar los trípticos de derechos humanos en México; 7) reglamento nuevo del Cereso, diario oficial de la federación 15 de enero del 2004”.
Este texto de Osiel Cárdenas es muy interesante porque, además de no estar en clave, muestra con claridad una parte de la estrategia que estaba siguiendo en Almoloya: otorgar médico a todos los de la “empresa” (antes, Osiel les había conseguido abogados); propone buscar a un militar abogado para incorporarlo al buffet de defensores, destacando que éste no se debe mezclar con los internos.
Lo mismo sucede con la estrategia de buscar una defensa de derechos humanos, incluyendo la justicia militar porque “la mayoría fuimos detenidos por militares”.
Finalmente, la reflexión última, aunque parezca de libro de superación personal, muestra que Cárdenas es algo más que un narcotraficante que abusa de la violencia.
Pero otro documento encontrado en Metepec es mucho más crudo y parece escrito, también, por Cárdenas. Dice: “recados pendientes: 1.- que le digas a 14 que la gente que hande en Laredo si es gente del Chapo o Arturo Beltrán que le den piso (o sea, que los maten). 2.- que le digas a 14 que le cobre a papa lo de TXArturo (aparentemente, el jefe de la banda de Los Texas) porque ya es mucho tiempo. 3.- que le digas al conta que mande 100 mil dólar para el vecino 1 Benja (¿Benjamín Arellano Félix?). 3.- Pablo habla con el sr. de la casa de Mcallen para que se apure con los papeles. 5.- hablar con la sr Celia que los quiere mucho y que le hechen muchas ganas. 6.- hablar con el cuñado para a ver que pasó con eso que no llego que yo les entregue”.
Por cierto, no faltaron las venganzas: su gente, dentro de Almoloya, participó en el asesinato de Arturo Guzmán Loera, El Pollo, hermano del Chapo.
Poco después, como consecuencia de la información recabada en Metepec, se descubrió otra casa en Lomas de Virreyes en la Ciudad de México. Allí se esclareció cómo se financiaba toda esta operación: en la casa, junto con dos millones de dólares en efectivo, se encontró un laboratorio para procesar cocaína, dedicado, sobre todo, a producir esa droga para la venta local, para la zona urbana de la Ciudad de México y así financiar toda la operación en torno a Almoloya, incluyendo los pagos de abogados, desplegados y, obviamente, de conciencias y protección dentro y fuera del penal.
Así se movía en prisión, en México, así controlaba las cosas Osiel Cárdenas hace 20 años, antes de ser extraditado a Estados Unidos. No dudo que en una cárcel de mediana o baja seguridad lo haya seguido haciendo, de una u otra forma, en Estados Unidos. Ahora está, prematuramente, en libertad.